En 2018, fui invitada por la Oficina Comercial y Cultural de Taipéi en Argentina y el Fondo de Cooperación y Desarrollo Internacional de Taiwán (Taiwan ICDF) a participar en el taller «Comercio Electrónico y Desarrollo de las PYMES» dirigido a América Latina. Este viaje no solo marcó un desafío profesional, sino que se convirtió en un punto de inflexión en mi carrera.
Taiwán, con 36.193 km² (apenas una décima parte del tamaño de la Provincia de Buenos Aires) y 23,5 millones de habitantes, es pequeño en tamaño pero gigante en impacto. Reconocido como un referente global en tecnología y economía, es la puerta de entrada al mercado asiático. Su modelo educativo, centrado en la economía del conocimiento, junto con una sólida cultura emprendedora, lo posiciona como un ejemplo para las economías en desarrollo, como las de América Latina.
Durante esta experiencia, tuve el privilegio de representar a Argentina, establecer vínculos con profesionales de primer nivel y compartir aprendizajes que fueron destacados en medios como América Economía , La Nación e iProUP , entre otros. Esta oportunidad se conectó con el trabajo de Lorena Amarante (The Digital Leap), profesional y aliada de negocios, quien había realizado el mismo viaje el año anterior, un precedente que permitió enriquecer el intercambio de ideas y experiencias.
Más allá de los reconocimientos, esta experiencia reafirmó mi propósito profesional: construir soluciones innovadoras que generen un impacto positivo y duradero en los negocios y las sociedades.
Taiwán: Referente global en Innovación y Comercio Electrónico
En 2018, Taiwán consolidó su lugar como un milagro comercial, ocupando el puesto 20º entre las principales economías globales y el 18º en comercio mundial. Con una estabilidad económica destacable —cero inflación y una tasa de pobreza inferior al 3%—, ha transformado sectores clave como la innovación tecnológica, la Inteligencia Artificial, la biomedicina, la industria militar y las energías renovables.
Líder en comercio electrónico, Taiwán destina un 12% de su PIB a este sector, duplicando la media internacional. Su sólida cultura emprendedora, reflejada en más de 100.000 nuevas empresas anuales, es impulsada por el apoyo estatal que fomenta la creación de microempresas y fábricas familiares como pilares del desarrollo económico
El éxito de Taiwán radica en un enfoque integral que combina innovación, políticas públicas efectivas y financiamiento. La colaboración entre los sectores público y privado ha permitido desarrollar modelos de negocio sostenibles y adaptados a las demandas del mercado global. Este enfoque ofrece lecciones valiosas para economías como la argentina, donde fortalecer el ecosistema empresarial es esencial para convertir a las PYMES en motores de crecimiento.
En Argentina, las PYMES representan el 99% de las empresas nacionales, generan el 60% del empleo formal y contribuyen con aproximadamente el 40-50% del Producto Bruto Interno (PBI), según datos oficiales del Ministerio de Producción y Trabajo de Argentina (2018). Además, juegan un papel clave en la diversificación económica y el desarrollo de las economías regionales, ya que muchas están distribuidas fuera de los grandes centros urbanos. A pesar de desafíos como el acceso limitado al financiamiento, alta presión fiscal, inestabilidad macroeconómica y los altos costos logísticos, entre otras barreras que limitan su capacidad de crecimiento e innovación, siguen siendo motores clave de la economía nacional.
Sumergirme en este ecosistema me enseñó que la innovación no siempre implica crear algo nuevo; a menudo, consiste en optimizar lo existente y hacerlo más accesible, humano y sostenible.
El contraste de ser argentina en un contexto global
Representar a Argentina en un contexto tan distinto me permitió reflexionar sobre nuestras fortalezas como profesionales. Si algo nos define a los argentinos es nuestra resiliencia, creatividad y capacidad de adaptación en entornos desafiantes. En contraste, Taiwán me mostró un enfoque marcado por la disciplina, planificación estratégica y excelencia operativa.
Estas diferencias no son opuestas; son complementarias. Cada cultura aporta su propia riqueza. Nuestras raíces no son limitaciones; al contrario, son ventajas que nos permiten ofrecer soluciones originales a nivel global.
Uno de los momentos más significativos fue presentar ante autoridades de TaiwanICDF y destacados profesionales de América Latina, un video sobre Argentina: su riqueza cultural, su potencial humano y las oportunidades de desarrollo aun sin explorar.
Un viaje que sigue transformando mi trabajo
Este viaje no solo amplió mi visión profesional, sino que redefinió mi manera de entender la innovación. Taiwán me enseñó que la mentalidad, la tecnología y la sinergia entre sectores diversos son herramientas poderosas, pero su verdadero valor radica en cómo se conectan con las personas para resolver problemas reales.
En Ollesch Agency, este aprendizaje se traduce en nuestro enfoque de Negocios «Prójimo-Céntricos»: ver a clientes, colaboradores y proveedores como aliados estratégicos dentro de un ecosistema donde cada interacción crea valor compartido, y no como meros beneficiarios. Inspirado por mi experiencia en Taiwán, este enfoque refuerza la idea de que los negocios más sostenibles son aquellos que priorizan la confianza y el impacto humano por encima de todo.
La lección más valiosa: ser visibles ya no basta; necesitamos ser útiles y relevantes, construyendo ecosistemas de valor compartido que trasciendan las transacciones comerciales y generen vínculos significativos e impacto a largo plazo.
Hoy, estas lecciones están en el ADN de Ollesch Agency y en cada proyecto que emprendemos. Nuestro objetivo es transformar ideas en soluciones reales y sostenibles, creando puentes entre culturas, generaciones y formas de hacer negocios.
Si quieres saber más sobre esta experiencia y cómo dio forma al enfoque estratégico de Ollesch Agency, te invito a visitar nuestra sección «Soluciones para Empresas» descubrir cómo transformamos ideas en soluciones reales con impacto.
Aprender de la Diversidad: Agradecimientos y conexiones que trascienden fronteras
Quiero expresar mi más profundo agradecimiento a todas las personas y organizaciones que hicieron posible esta experiencia transformadora.
Agradezco especialmente al Embajador Hsieh, Julieta Lin, Maitu Yu y Yean Feng de la Oficina Comercial y Cultural de Taipéi en Argentina, por su invaluable acompañamiento desde el inicio de esta oportunidad y su apoyo en posteriores reuniones comerciales.
Un sincero reconocimiento al equipo del TaiwanICDF: Anita Lin, Xris Lin, Laura Meng-yen Lou, Sean Pen, Vivi Liao y Miranda Chang, por su impecable organización y por compartir su conocimiento, cultura, dedicación y visión.
Agradezco a mis compañeros y colegas de América Latina, cuyas ideas y generosidad enriquecieron esta experiencia, creando vínculos personales que valoro profundamente y que aún perduran:
- María Elvira Castrillón y Andrés Gusman (Colombia)
- Mario Salazar Escobar y Oscar Aguilar Alas (El Salvador)
- Iván Tonet (Brasil)
- Orlando Zanoni (Chile)
- Minerva Benítez y Marithé Duré (Paraguay)
- Juan Dagoberto Reyes Larreinaga, José Francisco Reyes Marín y Diego Durón (Honduras)
- Mauro Ballesteros Ayala y Oliver Toledo (México)
- Patricio Rimer (Uruguay)
- Gilberto Magaña (Belice)
- Nolo Rodríguez y Oscar Carrillo (Guatemala)
- Rocío Llano y Hugo Febres (Perú)
En memoria de Juan Dagoberto Reyes Larreinaga, cuyo legado y espíritu dejaron una marca imborrable en este intercambio, recordándonos el valor de las conexiones humanas.
Enero 2023 | Lucila Ollesch