Vivimos rodeados de dashboards, KPIs (indicadores clave de desempeño) y reportes. Cada día se generan más datos de los que una persona puede procesar en toda su vida. Sin embargo, las decisiones clave en los negocios rara vez dependen de cuántos seguidores ganaste este mes o de si tu CTR (tasa de clics) subió dos décimas.
La verdadera trampa de las métricas es confundir lo visible con lo importante: creer que medir es decidir.
En Ollesch Agency lo vemos a diario. Dueños que siguen resolviendo todo; líderes que sienten que “todo se mide”; equipos desbordados que optimizan lo pequeño sin mover la aguja; y agencias que, en lugar de pensar, tercerizan el criterio al algoritmo
Distintos roles, mismo síntoma: decisiones sin dirección clara.
El costo invisible de estar atrapados en métricas no es solo financiero: impacta en las personas y en la creatividad. Cuando todo es urgente, lo humano se desgasta y el negocio pierde su rumbo.
La obsesión por medir
Desde el Iluminismo hemos inclinado la balanza hacia Descartes, la razón que todo lo calcula, en vez de equilibrarla con Montaigne, la reflexión que aporta contexto.
Taleb lo advertía: cuando uno se enfoca demasiado, pierde la visión periférica.
El exceso de métricas produce miopía.
- Empresarios que piden reportes infinitos y postergan decisiones que requieren soluciones inmediatas.
- Consultores obsesionados con lo medible y que olvidan la implementación.
- Agencias que se limitan a cumplir sin cuestionar.
Medir no es malo. El problema es la obsesión por medirlo todo. Quien dedica más tiempo a calcular que a pensar, termina perdiendo de vista lo esencial.
Jeff Bezos lo resumió en tres principios simples que valen más que cualquier dashboard:
- Obsesión absoluta por la experiencia del cliente,
- Gestión eficiente de lo que podemos controlar
- Una visión estratégica y paciente a largo plazo.
Son decisiones que no siempre se reflejan en los números inmediatos, pero que terminan definiendo el futuro del negocio.
Métricas de vanidad: el espejismo digital
En marketing digital, la trampa es aún más evidente. Seguidores que no compran. Views que no activan. Likes que no convierten.
Tableau lo define con claridad:
“Las métricas de vanidad son aquellas que te hacen lucir bien ante los demás, pero no te ayudan a entender tu rendimiento ni a tomar mejores decisiones”.
Las métricas de vanidad son espejos distorsionados: muestran una imagen atractiva, pero no reflejan la salud real del negocio. Cuando el tablero se convierte en fin y no en medio, el rumbo se pierde.
Tres trampas frecuentes en los negocios
En procesos de diagnóstico con nuestros clientes (pymes, empresas familiares y marcas), encontramos patrones que se repiten, más allá del sector o del tamaño de la empresa. Tres trampas que limitan el crecimiento y desarrollo a largo plazo.
1. Crecer sin estructura
Buscar aumentar las ventas o sumar más clientes sin rediseñar procesos solo genera más presión.
El caos no se escala: sin estructura, no hay delegación posible, y sin delegación no hay crecimiento.
2. Hacer sin decidir
Cuando todas las decisiones pasan por un solo líder, no hay estrategia. Resolver lo urgente puede dar la ilusión de control, pero a la larga paraliza.
Elegir NO estar en todo es una decisión clave. Delegar es una inversión, no un riesgo. Delegar es rediseñar cómo escalar. Y, hoy existen formas más inteligentes de hacerlo.
3. Compararse con parámetros ajenos
Lo que ves en redes no sostiene un negocio real. Tu estrategia no nace de lo que “parece funcionar” en otros, sino de una lectura honesta de tu contexto, tus recursos y tu dirección.
La estrategia no se copia: se diseña con criterio.
Foco ponderado vs. visión de túnel
En la narrativa de negocios, el foco suele presentarse como virtud absoluta. Pero el ultraenfocado termina ciego ante amenazas y oportunidades que no siempre son evidentes.
La alternativa no es vivir dispersos, sino aprender a priorizar con foco ponderado: concentrar la atención en lo esencial, sin perder la visión periférica que permite anticipar y aprovechar lo inesperado.
Además, las métricas mal entendidas suelen generar presión, rigidez y pensamiento a corto plazo. Esa lógica de “número o fracaso” es la que vuelve a muchos negocios más frágiles.
La clave no está en forzar resultados, sino en diseñar condiciones que hagan inevitable el avance: estructuras que faciliten delegar, contextos que estimulen creatividad y sistemas que se refuercen con el tiempo. Como en la navegación, lo importante no es remar contra la corriente, sino trazar la ruta donde la corriente te impulse en la dirección correcta.
Medir es útil, pero solo si orienta esa priorización. De lo contrario, el tablero deja de ser brújula para convertirse en laberinto.
Cómo salir del piloto automático
La trampa de las métricas no se resuelve con más datos, sino con más criterio: saber qué mirar, qué descartar y qué decidir en consecuencia. La clave es volver a preguntas que parecen simples, pero que rara vez se analizan en profundidad.
- ¿Qué de todo lo que medimos impacta realmente en la sostenibilidad del negocio?
- ¿Cuál es el grado de zoom adecuado para mirar la realidad sin perder el contexto?
- ¿Qué decisiones estoy postergando detrás de la excusa de “falta información”?
- ¿Dónde necesito sumar visión estratégica externa para salir del modo operativo?
- ¿Y si pudiera acceder a capacidades estratégicas, sin sumar recursos de forma permanente, lo haría?
En Ollesch Agency ayudamos a nuestros clientes a diseñar estrategias de comunicación desde adentro: pensando como board y actuando como equipo. No para que midan menos, sino para que midan mejor y decidan con dirección.
Aportamos talento estratégico en comunicación, marketing y dirección de proyectos digitales, de forma flexible, para que nuestros clientes puedan crecer sin sobredimensionar estructuras y traducir su visión en resultados perdurables en el tiempo.
Esta visión la compartí también en Ámbito Financiero, donde desarrollé cómo el futuro del trabajo requiere vínculos estratégicos más que estructuras rígidas.
Medir no alcanza si lo importante queda fuera del radar.
Pensar en grande. Actuar en lo esencial.
¿Sientes que tus decisiones, tu comunicación o tu equipo pueden estar cayendo en estas trampas? Hablemos.